Desayunar bien previene el sobrepeso y alimenta el cerebro

Muchas personas no tienen hambre cuando se levantan, incluso si han cenado poco la noche anterior. Su cuerpo necesita un tiempo para ponerse en marcha y activar el "programa" apetito. Sin embargo, saltarse el desayuno es un mala opción. El desayuno tiene más importancia de la que que se le da.





Los especialistas en nutrición siguen intentando concienciarnos de la importancia de desayunar. Es recomendable a cualquier edad. Se insiste en los niños y adolescentes, pues están en época de crecimiento y son probablemente los más necesitados de energía.
El desayuno influye en el rendimiento de la escuela, porque mejora una forma de actividad cerebral que se llama memoria de trabajo. Se trata de un tipo de memoria a corto plazo que permite mantener varios datos en el pensamiento de forma simultánea. Es el equivalente de la fuerza muscular en el cerebro.
desayuno
Cuando no se desayuna el cerebro se ve privado de la glucosa el combustible que necesita, para funcionar a pleno rendimiento. Y la glucosa la fabrica el cuerpo a partir de los alimentos que consumimos. El cerebro consume cerca del 25 % de toda la glucosa del organismo. Sin esa energía, la memoria de trabajo decae y con ella la atención y la capacidad de concentración.
Otra de las consecuencias de desayunar demasiado poco es que resulta más fácil engordar. Esto puede parecer una paradoja.
Sin embargo, hay varios estudios entre ellos, el realizado por la Universidad de Minnesota (EEUU) cuyos resultados revelan que cuanto menos se desayuna, se tiende a un mayor sobrepeso. En el seguimiento que hicieron de más de 2000 mil personas durante 5 años puso de manifiesto que daba igual el motivo por el que no desayunaban, ya fuera porque querían adelgazar o por cualquier otra causa. El efecto siempre era el mismo, aumento de peso.
La explicación es que las personas que desayunan bien suelen tomar pan o cereales para el desayuno, que contienen fibra y favorecen la sensación de saciedad. Quienes desayunan mal, por el contrario, se sienten después más hambrientos y suelen tomar más alimentos ricos en grasas en la comida siguiente o picotean más a lo largo del día, como lo hace la gran mayoría de chilenos.
Lo primero que hay que tomar en el desayuno es líquido y para abrir el apetito lo más aconsejable es empezar con un jugo de fruta. También se puede empezar tomando un batido mixto de frutas o un té simple. No se recomienda el café con el estómago vacío.
Si bien no existe el desayuno perfecto o ideal, y de la misma forma que no comemos a mediodía siempre lo mismo, tenemos que intentar variar, para que el desayuno no se convierta en algo monótono.
¿Qué hay que tener en cuenta? Que en el desayuno haya más carbohidratos (pan y cereales) que grasas y proteínas y que a esto le sumemos minerales y vitaminas como el calcio de los lácteos y los antioxidantes de la fruta. Y en cuanto a mucho o poco, lo suficiente para no llegar sin desfallecer a la comida siguiente.
Para el estudiante, lo primordial debería ser el primer alimento, así que no olviden tomar el desayuno completo para empezar bien el día.

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